Con la primera luz del día quisiera que llegaras,
para poder ver tu risa y escuchar tus palabras.
Mas te extraño, por que sé que estás lejos,
pero no dejo un minuto de soñarte a diario.
Quiero verte en la serena caída de la tarde,
en el crepúsculo del sol y de todos mis deseos,
con la ternura en los ojos que amaré por siempre,
con el embrujo del ser que me arranca la vida.
Te extraño, me falta tu presencia para lograr mi sonrisa,
nunca has sido mía, quizás nunca lo seas,
pero en el altar que he construido a tu nombre,
amanecen esperanzas y nidos de quimeras.
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Como amar la noche oscura y su misterio impenetrable,
como a la angustia de unos brazos que no llegan,
imaginando besos de labios no logrados,
como hacer un poema, mitad alegría... mitad tristeza.
Pero estás ahí, en la expectante aurora de un mañana,
aunque tus pasos transiten aún lejos de los míos,
te extraño, profundamente, con locura de poeta,
y entonces amor, te amo... para qué voy a negarlo.
© Autor: Rubén Dario Pupo |
