Triste

Es singular el silencio
cuando no estás conmigo,
la espesa bruma de la mañana
humedece mi cara con su rocío
dibujando cristales en las mejillas,
forzada compañía de unas lágrimas
vestidas de ausencia.

Confundido por el adiós,
sin despedida ni besos,
vuela mi espíritu peregrino
hasta tu morada para sentarse
a tu lado y descubrir
que estás acompañada.

Duele la soledad y la noche
al incrustar en mi alma,
convertida en rompecabezas,
- Con tu partida -
la filosa y ardiente daga
de la ausencia de tu voz.

Necesito la certeza
de tus besos en la tarde,
vivir la fragancia embriagadora
de tu cuerpo sin máculas,
e iluminar mis sendas con tus ojos
de miel, almendras y ámbar.

Me dejas cada tarde
con la tristeza de abrazar
el aire que respiras,
de buscarte en el perfume
nocturno de las rosas,
y acompañar el olor de la lluvia
con mis lágrimas.

Disculpa a este soñador
que tuvo un sueño contigo
y te trajo hasta él
a pesar de saber que no era libre.

Autor: Guepardo © Copyright 2005

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