Mensaje de amor

En algún momento un médico determinará que mi corazó
ha dejado de funcionar y que en verdad mi vida se ha terminado.
Cuando esto suceda, no traten de revivirme artificialmente
por medio de aparatos, y dondequiera que me encuentre
no lo llamen "mi lecho de muerte".
Llámenlo "mi lecho de vida " y dejen que mi cuerpo vaya de allí
a ayudar a que otros gocen de una vida plena.
Den mi vista a alguien que nunca haya visto un amanecer
la cara de un bebé o el amor en los ojos de una mujer.
Den mi corazón a alguien a quien el suyo no le haya causado
más que interminables días de dolor.
Den mi sangre a algún adolescente rescatado de entre las ruinas
de un automóvil accidentado, para que pueda vivir y llegar
a gozar del juego de sus nietos.
Den mis riñones a quien dependa de una máquina para seguir
existiendo semana tras semana.
Tomen mis huesos, todos mis músculos y todas y cada una de las
fibras y nervios de mi cuerpo y encuentren
la manera de hacer caminar a un niño lisiado.
Exploren cada rincón de mi cerebro.
Si fuera necesario tomen todas las células
para que algún día un niño pueda gritar
con la emoción del deporte y una niña sorda
pueda oír el sonido de la lluvia contra los cristales de la ventana.
Cremen lo que quede de mí y echen mis
cenizas a los cuatro vientos, para ayudar a que crezcan las flores.
Y si tienen la necesidad de enterrar algo, les dejo mis defectos,
mis debilidades y todos mis perjuicios contra mis semejantes.
Mi alma dénsela a Dios.
Y si por casualidad alguien quiere recordarme,
hágalo con una buena palabra o acción hacia quien lo necesite.
Si hacen lo que les pido, viviré eternamente.