Me dejabas
muda cuando preguntabas: "¿por qué eres tan bonita?". Aunque pasaron años
sabías hacerme ruborizar. No olvido cuántas veces me abrazaste porque
intuías que algo me había lastimado. ¡Me conoces más que yo misma! Muero
por escuchar tu voz, esa voz profunda que me estremece; necesito que me
abraces con ternura y con fuerza.
Extraño nuestros viajes, mas no por los
lugares, sino porque estábamos juntos más tiempo. Juro que nunca te oculté
nada y te entregué mi corazón sinceramente. Sin embargo, nunca aceptaste
realmente que te amaba, por eso muchos de mis poemas hablan de mi amor por
ti. Si no te amara no me hubiera dolido tanto lo que pasó aquel día.
¿Recuerdas? Sentiste mi dolor y me viste destrozada, pero ¿sabes?, también
te vi sufrir igual o más que yo.
Tal vez hasta ese momento comprendiste
cuánto te amo.
¿También te dolió perderme? Pues quiero que sepas que no me
has perdido, que aún te espero porque creo en ti. Creo en tu amor, creo en
el hombre bueno, cariñoso, detallista que siempre has sido. Perdona, por
favor, cuando cegada por el dolor me atreví a ofenderte en un intento de
hacerte daño. En este día especial, con el corazón en la mano, quiero
agradecerle al cielo por haberte conocido y por seguir amándote. Juro que
volvería a recorrer el mismo camino una y mil veces. No me lo perdería por
nada ni por nadie. Eres un hombre que vale la pena conocer antes de morir.
¡Hoy brindo por ti, mi amor! Y también brindo por mí, ¡porque te amo!
2008 autor: Blanca Amelia Santos
Sólo se autoriza copiar esta carta (total o parcialmente) si se da crédito al autor y se crea un enlace (link) a esta carta en esta página.
|