Ya llegará ese día.
Cuando te nombro, mi dulce amor... se me abren las puertas del paraíso, y de sólo pensarte me pongo a soñar con tus caricias. Tus palabras que siempre se quedan en
mí, no quiero otro amor que no sea el tuyo, no quiero otro nombre que decir más que el que yo nombro esas noches de luna eterna, porque no estás aquí, y doy vueltas en mi casa, pensando que sola me encuentro cuando a mi lado no estás.
 Pasan las horas, y los días... ya llegará el tiempo en el que te pueda abrazar y decir lo mucho que extrañé tu presencia y lo mucho que me haces falta.
No quiero que las distancias sean un obstáculo para este amor, porque nos prometimos que siempre estaremos juntos.
Juntos para amarnos...
Juntos cuando nuestras mentes no razonen como hoy...
Juntos cuando nadie más lo esté, cuando parezca que todo
se haya ido de nuestras vidas...
allí estaremos tu y yo... juntos.
Cuando lleguemos a viejos y la vida nos diga que ya debemos estar juntos el uno con el otro para cuidarnos de los crueles inviernos que pasaremos, nos miraremos a los
ojos y como te he dicho algunas veces, mis ojos serán lo que tus ojos verán. Cuando el otoño de nuestras vidas nos diga que ya estamos viejos el amor que sentimos
desde hace tiempo perdurará por siempre, y nuestro amor será eterno, porque Dios estará en medio nuestro.
—Aún cuando nadie esté, yo estaré para ti y tú para mí—
Mi dulce amor, cuando te nombro en verdad veo el paraíso en tus calmados ojos, llenos de amor y del tiempo que sigue su curso, sin que podamos pararlo...
Me gusta saber que eres mi principio.
Me gusta saber que seré tu final...
Y cuando en nuestro rostro aparezcan los pliegues de la vejez, seré feliz, pues aun así, siempre te amaré...
Siempre me amarás...
(Ya llegará ese día que tanto esperamos)
Desde mi rincón,
2008 autor: Shoshan |