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El tiempo de...

 

Carta

En este instante me detengo con el tiempo para estar un rato en tu alma... En tus silencios... en tus pasos... Me dejo libre sin mí para adentrarme en tu espacio y contemplarme con tus ojos, en la mirada que me lleva. ¿Cómo recorrer los silencios que esta vida nos ha tornado en la existencia? ¿Cómo identificarnos con la soledad que llevamos cargada en el rostro?

He querido detenerme en las palabras para dejarme un rato de la ausencia que se me ha desprendido de quien soy para llevarse contigo. He querido tomarte este tiempo, para escribirnos, mientras me conservo tu ser a mi lado, después de arrancarte en esta nostalgia que te deja intacta sin tu presencia. Anoche los sueños se desvanecieron. Se me tornaron en la ausencia de ti, y me dediqué a contemplarnos en el papel vacío que nos llevaría en un instante. Nada... ¡Cuánto hemos amado y tener que nacer de las lágrimas nuevamente!...

¿Recuerdas los tiempos en que nos tornamos llanto? Allí te detenías silenciosa llorando por amores que te hicieron daño, mientras me construías confidentes de tus ocasiones de sufrir y donarte, mientras tenías que entregarte a las funciones del teatro que la vida te regalaba. Era una tragedia contemplarte entre las lágrimas... Un dolor inmenso que no se apagaba, porque estabas tan nacida de los sueños, mientras desesperabas en la ilusión de lo que no se realizaba.

Era un tiempo para nunca más nacer, pero allí nos confundimos... Lloramos amargamente la soledad, mientras nos separamos de aquella devoradora ocasión que nos hizo simplemente extraños vagabundos... Y la espera de esta muerte que ahora me condena a la distancia eterna de tu espacio.

Me tomaré un tiempo para dejarte el mundo detenido a tus pies. Ahora te plasmo en el papel de mi vida, mientras me conservo la historia de quienes somos... y la grabo con palabras en el tiempo y en la mente de quien nos lea, para que no se silencie conmigo, ya que no podrás darle nombres...

Por siempre, en la eternidad.

 

©2004 Autor: Ishmangel
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