Me enamoré de ti, amada mía

Amor.

Aquí estoy frente a este blanco papel pensando en ti, en tu voz, en tu mirada, en tu risa dulce y primorosa. Ves, estoy enamorado, aunque no estás, aunque ya no pueda verte, aunque sé que solo soy una sombra de un porvenir que no vendrá.

Me enamoré de ti, de las cosas pequeñas que aún llevo en el alma, esas cosas que tú pusiste en mi con tu presencia, con tu luz que trajo mil gaviotas, horizontes donde anidar mi canto y bellos ríos donde bañar mi historia... ves, me enamoré de ti, de los sueños que soñamos a través de la distancia, y tu voz que me decía tantas cosas, tantos versos, tanta vida... me enamoré de ti, te necesito.

Te necesito sí, hoy más que nunca, mira aquí estoy amor, frente al umbral de tus caricias, déjame entrar, deja que mis manos tomen tus manos y hagamos juntos primaveras, rompamos la cordura y levantemos siglos de esperanza... si mi corazón vive es porque te sueña, porque tu nombre nace a cada instante, como nace el rocío entre las rosas, como nace la luz y me ilumina... por ti, porque sé que del otro lado del mar estás, mirando la misma Luna, tomando del aire lo vital para seguir viviendo otro momento más... también yo hago lo mismo, por ti.

Amada, no soy un ángel del cielo, soy solo un hombre, un hombre que ha tomado la mañana y la ha puesto con amor en tu regazo, un ser ilusionado por tenerte y dibujar en ti una sonrisa... amada, mi alma sufre por tu ausencia, no puedo más con el silencio, escuchando el eco de la nada... ves, soy solo un tiempo que se marcha, un sitio donde hubieron alamedas y calles que fueron diferentes, en mi habían emociones, otoños, siluetas... en mi el canto amanecía, trinar de hermosas aves frente al alba, rompía con mi voz cualquier excusa, corría hasta mirarme frente a ti... te amo.

Amada, hoy vuelvo a contemplarme sin tus besos,

¿recuerdas esa noche que dijiste lo mucho que te gusta besar?

Mira, no sabes lo tanto que te extraño, déjame besarte vida mía, déjame tomarte entre mis brazos y hagamos un vals a la alegría, tú y yo solitos, encadenados a este amor que no nos miente.

Me enamoré de ti y estoy aquí... siempre aquí..

autor: Pedro Eugenio Ferrer
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