Ausencia, cual inerte sopor en el vacío,
tu recuerdo, se me antoja cautivado,
y en los pliegues de mi corazón…¡tu nido!,
son latidos que te reclaman mi amado,
capturando la añoranza en un suspiro.
Ausencia, ¿Por qué me lacera sin piedad?
no lo entiendo…no lo entiendo, si tu amor siento conmigo,
convencida en mi alma al suspirarte,
abrazando tus caricias que me hacen recordarte,
que tu presencia con amor bendigo,
¡Porque siempre me inspiras al amarte!
Y me dejas tus huellas en el alba,
en los ecos y gemidos de tu voz,
comuniones y alimento para el alma,
las caricias, las promesas… ¡De tu amor!
Un amor, que a mi cielo embravecido deja en calma,
cuando de noche la luna, enamorada reclama,
también… ¡Besarse de nuevo con el sol!
Ausencia…¡Ausencia que me separa de ti tan herida!
que me agobia y me condena a la distancia,
rasguñando la impotencia ya vencida,
y bebiéndome este cáliz de añoranza,
en el triste despertar, ¡De sentirme muerta en vida!
Doral.
(Todos los Derechos Reservados)
Asociación de Autores y Compositores Sinaloenses, A.C.